Extraído de Pikara Magazine

La primera experiencia de discriminación que viví ligada al mundo del periodismo y la comunicación fue al expresar mi deseo al querer escribir para un periódico, la persona con la que estaba conversando respondió -sin meditar su respuesta: es una profesión para hombre, porque es demasiado peligrosa. No recuerdo exactamente la edad que tenía, estaba en 4to ó 5to año de secundaria, era una adolescente y hasta el día de hoy no había reflexionado sobre lo que esa frase caló en mí de manera negativa.

Hebrea, estudiante feminista. Amante de los libros. 

 Ser feminista me ha hecho cuestionarme reiteradamente, chocas con el espejo del discurso y fortalecer mis percepciones personales. No fue hasta que desarrollé mayor conciencia en mis relaciones de noviazgo que puse en discusión: “¿Acaso estoy buscando en el/la otrx lo que me falta? ¿sigo siendo yo o me estoy convirtiendo en lo que mi pareja espera de mí? 

Con el tiempo, estas preguntas escalaron en la interiorización de mis pensamientos; pero, aun no calzaba las respuestas hasta que un día, en una clase, nos solicitaron destacar cualidades positivas y negativas nuestras. Las negativas fueron llenadas rápidamente, las positivas costó màs. Luego, me enteré que hacerme autocumplidos era difícil y no lograba realizar las paces con la chica en el espejo. 

Llegaba con estas interrogantes a mis parejas durante muchos años y les consultaba para “reconocer” en sus palabras mis propias virtudes. He ahí el punto. Me educaron para colocar el amor a otres en el centro de mi vida y mi satisfacción personal que, cuando me transportaba a un plano personal, mi autoestima dependía de que me quisieran y validaran mi existencia. 

Pero, ¿por qué no era feliz si derrochaba afecto a la gente? Tenía conceptos bastante idealistas sobre las relaciones interpersonales que me descuidaban bastante a mí misma y me auto exigía para cumplir con lo que querían de mí, sin escucharme ni darme pausas. El amor, ya sea entre amistades, familia o pareja, no debe agotar y hacerte dudar si estás
dando suficiente. 

Con el tiempo, me di cuenta que la vida no se disfruta entregándote a trocitos, sino, autoanalizándote y siendo consciente de cada paso que das para construir amores sanos, cuidados y agraciados. Ese amor soy yo. El màs grande amor está en esta piel que me cargo. 

Así que, les brindaré algunos consejos que he aprendido en este largo trayecto: 

Primero estas vos y tus necesidades para preservar una calidad de vida, siempre mantenlo en mente 
Haz ejercicios de palabras de afirmación que ayuden a fortalecer tu autoestima 
Sé amable con tu cuerpo y lo que te pide; un masaje, una cita médica, descanso, etc. 
Deconstruye tus expectativas y traza nuevos objetivos realizables en tus próximas relaciones interpersonales (de cualquier índole) 
Agradece por las cosas buenas y gestiona planes de contención emocional cuando sea requerido 

Espero que mi aprendizaje les sea de utilidad a las mujeres que buscaban un empujoncito para abrazarse a sí mismas y dedicarse todas las caricias, afectos y ternuras que ansiaban para otres cuerpos. Al fin comprendí que el amor siempre estuvo en mí. 

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