Dicen que los cigarrillos son perjudiciales para la vida, a nosotras nos lo meten a la fuerza a la boca para fumarlo. Mi boca es mi cuerpo, el cigarrillo son las pescas y el encendedor el Estado. El cigarrillo se burla de las bocas que tienen vagina, los critica, los golpea, los toca y tienen el poder de ingresar en ella alguna parte de sus otros frívolos amigos cigarrillos.
Quiero compartirles un poco de lo que soy y no hablo, porque no estamos acostumbradas a contar estos dolores en público, quizás estos sentires no lo saben mi mama y mi papa, ya que esto del exilio no me deja mantener un vínculo de amor y dolores, pero bien es cierto que me da miedo que quemen todo al escucharme, porque sé que lo harían, más espero compartirles esto algún día.
Mientras me emocionaba al saber que las y los chavalos de mi barrio iban a la marcha, que mi familia y amigas habían despertado su sed de derechos, anhelaba poder vivir mucho tiempo para seguir luchando y para ver a las personas llenas de conciencia social. Aliste mi mochila y en ella bicarbonato y unas gasas, estaba muy segura que algo fuerte iba a pasar, sin embargo, llevaba todas las ganas de existir y protestar. Llegue al punto de reunión con mi mejor amiga, hicimos un recorrido pequeño, no pasaron dos horas desde que iniciamos cuando escuchamos balas ¡pum, pum, pum…! Nos estaban atacando, entre correr y auxiliar a los demás no da tiempo de pensar en los riesgos. ¿han pasado de querer vivir una larga vida, a tener la maldita necesidad que las maten inmediatamente?
La policía nos atrapo, mi cuello y sus manos eran la conexión perfecta, minutos después yo necesitaba que me mataran, no quería quitarme la ropa que me había puesto con mucho amor para ir a protestar, no quería escucharles decirme que hacer y cómo, me parecía volver a la chavala que era antes de encontrarme con el feminismo, sumisa y callada y ya no estaba dispuesta a eso y miraba sus armas y deseaba ser Matilda Wormwood (cuando esta tan molesta y vuelca un vaso con sus ojos) mover esa arma, apuntarme y hacer muchos disparos y no vivir.
“quítate toda la ropa primero”
“llévatelas vos”
“ahí les traigo la carnada”
No me mataron, tampoco pude tener los poderes de Matilda; sin embargo, no puedo obviar como los poderes Estatales juegan con nuestros cuerpos de mujer, como nuestros cuerpos llegan a pasar a manos de ellos y se convierte en una masa que puede llegar a palmearse e intercambiarse muchas veces. La Policía Nacional potencia su virilidad solamente si tiene una vulva encadenada de frente, pidiendo por favor no ser abusada, teniendo en mano armas y respaldo policial, abusadores también, cómplices.
Tampoco puedo dejar de un lado el hecho de vivir con la vergüenza y dolor, salir viva de las cárceles de Nicaragua es alegre, pero das unos veinte pasos más ya no podes volver a ver más hacia arriba. Las y los opositores se burlan, los machos azules y blancos te miran como carnada también.
Son innumerables los actos dolorosos que nos hacen ahí dentro y no ha sido fácil amarme con este cuerpo que ahora lleva manchas rojas y negras; recordarme mis fuerzas, buscar ayuda, rodearme de otras mujeres y escribirlo, han sido métodos para no necesitarme muerta.
Sentirlas las manchas rojas y negras, cerrar los ojos y contarlas.
Sentir las manchas rojas y negras, cerrar los ojos y tratar de borrarlas.
Sentir las manchas rojas y negras, cerrar los ojos y no poder borrarlas.
Sentir las manchas rojas y negras, cerrar los ojos y descubrir machas azules y blanco.
Sentir las manchas rojas, negras, azules y blanco, encender un fosforo y querer quemarlas.
Querer quemarlas, abrir los ojos y me estoy quemando a mí.
Génesis Herrera. Activista feminista con lentes radicalmente morados y consciente de las realidades, compañera de duelos, amores y perreo.