Karen Peralta es una joven de 27 años e integrante del Movimiento Ambientalista frente a la Minería Industrial MONAMI y Movimiento de Mujeres Segovianas; quien se integró a la lucha cívica inicialmente en su territorio en Mozonte, Nueva Segovia y salió del país el 03 de enero de 2019 por un punto ciego conocido como Los Chiles hacia Costa Rica.
Sin embargo, empacó nuevamente su dolores en una maleta y retornó en Julio de 2019 debido a las complicaciones que encontró en un país ajeno; trayendo consigo la entereza y autenticidad que la caracteriza para continuar con su ejercicio político en las tierras que tanto extrañaba.
¿De qué trata tu activismo?
Soy defensora de Derechos Humanos, en especial derechos de las mujeres, niñez y adolescencia; y me desempeño como activista ambientalista que lucha contra el extractivismo que pretende despojarnos de nuestro territorio.
¿Por qué recurriste al exilio?
Las circunstancias que me llevaron al exilio fueron las amenazas constantes a través de redes sociales y a través de fanáticos orteguistas que fueron enviados a mi casa; el asedio y persecución diario hacia mi familia, mis compañeras de trabajo, a mí. Esto fue lo que me llevó tomar la decisión de irme a un país donde no conocía, donde no tenía familia.
¿Qué significa ser una mujer en calidad de exilio? ¿El exilio tiene diferencias cuando sos mujer?
Para mí ser mujer en una situación de exilio significa, aparte de la separación familiar forzosa, también abandonar tu país, el país que te vio nacer, que te vio crecer, un país donde tenés toda tu vida hecha.
Se te hace bien difícil decir “me voy a ir porque ya no aguanto” pero llega el momento en que te sentís más vulnerable y tenés que tomar la decisión porque si no la tomás, el riesgo es mayor para quienes te rodean y para vos.
¿Cuáles fueron las expresiones de violencia en el exilio que experimentaste?
Estando en el exilio se presentan formas de violencia como el acoso, lo más visto en los países. También el rechazo a la hora de buscar trabajo, te minimizan en primer lugar por el simple hecho de ser nicaragüenses y en segundo por ser mujer, te ponen muchas trabas porque creen que no vas a desempeñar bien tu trabajo.
¿Por qué decidiste retornar del exilio?
Los motivos que me llevaron a retornar a mi país en primer lugar es porque la vida en Costa Rica es muy difícil, desde que llegué nunca encontré un trabajo fijo, si trabajaba dos días a la semana era mucho, a veces trabajaba solo cuatro horas al día y con lo poco que ganaba no ajustaba para cubrirme mis necesidades. En segundo lugar, también decidí regresar porque ya ocho, nueve meses en el exilio se te hace difícil porque extrañás a tu familia y el trabajo que has realizado con tu activismo.
¿Has experimentado expresiones de violencia desde que regresaste al país?
Desde que regresé a mi municipio, Mozonte (Nueva Segovia), las amenazas y el asedio continúan, de hecho estando en el exilio las amenazas a mi familia seguían y esto significa que no van a parar porque estemos o no estemos esto se vive a diario en nuestros territorios.
¿Qué opinás sobre las personas que consideran que “quien se va del país es cobarde” o “quien se regresa entonces no corría peligro”?
Yo creo que las persona que dicen eso son personas que no han vivido lo que nosotros hemos vivido, incluso desde antes de abril 2018. Los defensores de derechos humanos y ambientales desde hace años hemos sido criminalizados, amenazados, asediados.
Creo que quienes dicen eso están equivocados porque vos no te exilias por cobarde, yo lo hice porque quería salvaguardar mi vida para seguir luchando hasta que esta dictadura abandone el país, y no regresé porque el peligro haya pasado sino por continuar con mi activismo, regresé sin ninguna garantía, solo para abrazar a mi familia y para volver a luchar.
¿Qué mensaje le dirías a otras mujeres que retornaron del exilio para retomar su activismo?
Yo les digo “Que ni las amenazas ni el asedio que vivimos a diario nos haga retroceder, mujeres, seguimos fuertes, seguimos firmes, seguimos con nuestra frente en alto y sabemos que nada nos va a detener de continuar realizando nuestro trabajo. Ánimo mujeres, sigamos denunciando las violaciones a los derechos humanos, sigamos apapachándonos las unas a las otras, dándonos fuerza hasta lograr que la dictadura se vaya”.
La experiencia del exilio (junto al retorno) es tejida por las palabras de quienes rememoran sus abriles; la vivencia de exilio y retorno de Karen nos brinda una mirada diferente sobre otra realidad que -muchas veces- se da por sentada pero que realmente tiene una carga significativa más profunda: “me quedo, me voy o me regreso” no se puede resumir en unas cuentas líneas pues, es abrazar el dolor de quienes se encuentran en la encrucijada por salvar sus vidas.